Anécdotas y curiosidades sobre Emilio El Moro

Son muchas las anécdotas y curiosidades que rodean a Emilio, veamos algunas de ellas:

** En Melilla Emilio y sus hermanos pequeños ayudaban a la economía familiar con la pesca submarina, un día junto a su hermano Ángel, fueron a pescar y Emilio se metió en una cueva sumergida de la que le resultó muy difícil salir, y casi se ahoga. Debido a la gravedad del asunto, pasaron varios días del suceso antes de que decidieran contárselo a la familia.

** Emilio, de joven era clavista, se tiraba al mar, junto a sus amigos desde los acantilados cercanos al monte Gurugú en Melilla, sin medir el riesgo que entrañaba; Este deporte junto a la practica de la pesca submarina, pasaron a sera ser sus más destacadas aficiones.



** Para que Emilio se pudiera trasladar a la Península a probar suerte en el mundillo flamenco, se recaudó dinero mediante una colecta entre familiares y amigos, y un antiguo mando de su compañía, un teniente, le prestó 500 pesetas de la época, y con ellas compró una chilaba,  unas babuchas, una guitarra y una tableta de chocolate, llegando a Madrid con una onza de chocolate y 25 pesetas y la guitarra rota.

** En su primera actuación vestido de Moro, se le salió una de las alpargatas y le dio a un señor; se trataba de un famoso empresario de espectáculos y posterior pareja de Estrellita Castro, que tras la función fue a su camerino a devolverle la babucha  y a contratarle. Este incidente con la alpargata, terminó convirtiéndose en un sketch que repetiría posteriormente en otros espectáculos.

En días sucesivos ataviado con ese atuendo y cantando flamenco árabe, Emilio consiguió que el recinto empezara a llenarse, tras algunos días Emilio pasó del Retiro al Teatro Pavón, cuando fue contratado por Demetrio Corbi (el del babuchazo) , debutando con Gloria Romero.

** Emilio en sus comienzos tenía que actuar en las pistas de tierra de los circos, lo habitual es que entre actuación y actuación se regara un poco para evitar que se levantara polvo.
Un día no se sabe si por despiste o dejadez de un empresario, a Emilio no le regaron la pista después de la actuación anterior, por lo que para evitar la polvareda que se levantaría en su actuación y para “protestar” por la falta de detalle del empresario, Emilio  entró en la pista del circo conduciendo una Vespa  y con su suegro sentado de espaldas a él y echando agua con una regadera. La gente se desternillaba y fue un auténtico triunfo humorístico.

Más tarde volvería a repetirlo (ya como sketch)  en la plaza de toros de Las Ventas, también con su suegro y la regadera pero esta vez poniéndole a la Vespa la matricula del camión que regaba el coso, el número 120. Como era de suponer, tuvo un efecto hilarante entre el público y ese hecho fue recordado por mucho tiempo en los círculos de Madrid.

** A sus guitarras las nombraba como “Esteso” y “Ramírez”, debido a las marcas de fábrica. 

** Parodiaba a sus compañeros de profesión incluso en el mismo espectáculo y por supuesto a las grandes figuras que le contrataban, como era el caso de Juanito Valderrama, al que en su mismo espectáculo y dirimiéndose al público antes de actuar anunciaba: “Voy a cantar unas alegrías de “Juanito Súbete a la Rama”. Y como era de esperar, Valderrama se partía de risa con él.

** Emilio era tan versatil y polifacetico que cuando trabajaba en el Price, en alguna que otra ocasión tuvo que hacer de Nabucodonorcito, un payaso hijo de Pompoff (abuelos de Emilio Aragón), por enfermedad de éste.

** Durante su estancia en un hotel de Madrid, tras una noche muy calurosa, estaba sentado a la mesa junto a su hermana Carmen y le estaba comentando que había pasado mala noche por culpa de un mosquito, entonces Carmen le dijo “mira, ahí está, por qué no lo matas”, a lo que Emilio respondió “no lo mato porque lleva mi misma sangre”.

** En su primera gira por América, su número de combate era "El Sapo Árabe" que consistía en ponerse rápidamente el calzón moruno de la cintura al cuello y conseguir con esto la sorpresa y la carcajada  del público.  El se vanagloriaba de ser el único capaz de hacerlo en un minuto.


** Durante su estancia en Argentina, cuando actuaba en la boite Embassy, le robaron su calzón y la prensa local tituló la noticia de esta forma “Pericos se Pasan de Chistosos con Cómico: Lo Dejan sin Calzón”, y hacía esta declaración: “Es una maldad que me roben mi calzón. Yo nunca le hago mal a nadie y con todo el mundo me llevo bien. Ruego a la persona que lo tenga en su poder me lo devuelva, porque es un recuerdo de mi abuelo”.


** Está confirmado por varias fuentes que la parodia de la canción “mi carro”, se le ocurrió de repente, y no teniendo papel a mano para anotarla, corrió al servicio y se hizo con un rollo de papel higiénico marca El Elefantito, para escribirla antes de que se le fuera de la cabeza.

** Emilio le tenía mucho cariño a su suegra, por el apoyo que de ella había recibido a su llegada a Madrid, en sus primeros tiempos, y cuando cantaba “Mi carro” en público, que el cambiaba por “Mi suegra”, decía: Ahora distinguido publico voy a cantar una canción dedicada a la suegra de un amigo mío, no mi suegra que es una maravilla, me hace unas tortillas que no le faltan ni las hormigas.


** Al famoso cantaor y muy amigo de Emilio Pepe Marchena, le gustaba mucho como tocaba la guitarra Ramón Montoya y no se podía resistir a entonarse y cantar cuando le escuchaba afinar el toque a través del camerino.


Emilio a sabiendas de esta peculiaridad, y en una época en la que Emilio y Marchena discutieron y no se llevaban bien, cuando Pilar (la esposa de Emilio) se encontraba en los camerinos y sabedor de que Marchena era su cantante favorito, Emilio con la manera magistral de tocar la guitarra que tenía, se ponía a imitar el toque característico de Ramón y Marchena sin saber que era Emilio, empezaba a cantar para deleite de Pilar.


** En una ocasión caminaba junto al Niño Ricardo y al pasar por una obra Emilio se acercó a hablar con los albañiles, y Niño Ricardo le dijo “Emilio apártate de ahí, que lo único tierno que te puede caer es un albañil”.


** En su segunda gira Americana y durante su estancia en Lima, Emilio tuvo que torear con su chaqueta en una de las céntricas calles de Lima para quitarse de encima un toro que se escapó de su encajonamiento al caerse éste del camión que lo transportaba.
Cuando el toro fue reducido, dijo Emilio que los toros el gustan más que el teatro. Así lo publicaba un periódico de Lima de aquella época.



** El periodista Carlos Herrera refiere que Emilio le contó que, estando en Cuba coincidió con el canje de prisioneros por tractores y maquinaria, y que a un jorobado no lo querían aceptar los norteamericanos, a lo que el pobrecillo repuso: “Cambiadme al menos por unos alicates”.