Parodia del famoso tango "Volver" de Carlos Gardel
Yo adivino el parpadeo
de un quinqué que allá a lo lejos
va marcando mi retorno.
Es el mismo que alumbraba
con sus pálidos reflejos
del corral al comedor.
Y aunque yo quise cambiarlo
no tuve nunca
para un contador.
La vieja calle
donde había dos piedras,
con mi biscúter
yo me las tragué.
Bajo el burlón
mirar de dos serenos
que con indiferencia
me vieron caer.
Volver
con la frente partida,
la nieve y el barro
llenaron mi sien.
Sentir
que mis dientes caían
y una muela empastada
que me puse aquel día
sé que la encontraron
después en Almería.
Vivir
con las piernas tronchadas
por culpa del golpe
que yo me pegué.
Tengo miedo del encuentro
con mi novia Catalina
si me ve de esta manera.
Y aunque ella es tuerta y coja
y más fea que una cortina
de las que hacen de una red.
Pero el viajero que huye
estoy seguro
que yo voy a ser.
Y aunque no puedo
correr ni tres metros
y en eso estamos lo mismo los dos.
Y si ella quiere
llevarme a los altares
tendrá que ser saltando
como un gorrión.
Volví
de casarme en la ermita,
los niños del pueblo
decían de todo
Sentí
que ya toda la vida
tendré que estar con mi suegra
cuidando de las gallinas
ordeñando la cabra
y limpiar la cocina.
Vivir
con la coja y su madre
maldito sea el golpe
que un día me pegué.
Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.
La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.
Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.
Y aunque el olvido
que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión.
Guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
Versión para cancioneros