Parodia de la famosa copla del mismo nombre que popularizó Marifé de Triana
Cuando me ven por la calle
cogido a tu brazo y sin un real,
todas las comadres del pueblo
me miran con asco y empiezan a hablar:
-Que si dale y que si toma...
-Que si pitos, que si flautas...
-Que un hombre de mi estatura
no es bueno para una jirafa...
No te dé a ti miedo
que digan de mí,
que yo no te quiero
porque eres más vieja
que el Guadalquivir.
Por mi cuñada, te lo juro,
que eres para mí, lo tercero
y se me rizan las cejas
cuando te digo: "Te quiero".
No se me importan tus canas
ni tus piernas tan dobladas,
lo que quiero es que comprendas
que puedes ser mi mamá.
Soy de tus perras cautivo,
lo atestigua mi cartera
y he de aguantar mientras viva
y aunque frito y más quemado,
que el palo de una churrera.
Tú a lo mejor te imaginas
que por tu dinero
te voy a aguantar.
Tu médico dijo hoy
que tienes más vía
que un orangután.
Que si crema y maquillaje,
cuatro fajas y lo demás,
cuando te veo levantarte
y eres una mona pelada.
No te dé a ti miedo
que diga de ti,
que eres más pesada
que cuarenta moscas
pegadas a la nariz.
Por mi salud, te lo juro,
que eres para mí lo noveno,
y se me cuaja la sangre
cuando me dices: "Te espero".
No se me importa que grites
ni que cojas el avión,
lo que quiero es que te aplaste
muy despacio un camión.
Me voy para siempre Torcuata,
te llevo en mi pitillera
para aborrecer el tabaco
y olvidarme, compañera,
que te encontré en un estanco.
Cuando nos vieron del brazo
cruzar platicando la calle Real,
entre la gente del pueblo
fue la letanía de nunca acabar:
- Que si puede ser su pare...
- Que es mucho lo que ha corrido...
- Que un hombre así, de sus años,
no es bueno para marido...
Fueron tantas cosas
las que yo sentí,
que tras de la reja
de cara a tus ojos
me oyeron decir:
Por mi salud, yo te juro,
que eres para mí, lo primero
y me duele hasta la sangre
de lo mucho que te quiero.
No se me importan tus canas
ni el sentir de los demás,
lo que me importa es que sepas
que te quiero de verdad.
Soy de tus besos cautiva
y así escribí en mi bandera:
Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva
y hasta después que me muera.
Tú a lo mejor te imaginas
que yo por mis años
me voy a cansar.
Y en el cariño, serrano,
yo me considero
de tu misma edad.
Y no miro a los chavales,
contigo voy orgullosa,
pues me llevas a tu vera
como quien lleva a una rosa.
No le tengas miedo
a mi juventud,
que para mi persona
no existe en el mundo
nadie más que tú.
Por mi salud, yo te juro,
que eres para mí lo primero,
y me duele hasta la sangre
de lo mucho que te quiero.
No se me importan tus canas
ni el decir de los demás,
lo que me importa es que sepas
que te quiero de verdad.
Soy de tus besos cautiva
y así escribí en mi bandera:
Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva
y hasta después que me muera.
Versión para cancioneros