Sortija de oro

Versión para cancioneros

Parodia
Sortija de oro
Emilio Jiménez Gallego (Emilio "El Moro")

Sortija de lata ¡ay!
vida tuya te voy a comprar,
y una esmeralda de mentira
te voy a regalar.
Si te doy esto
cásate conmigo
una vez me dijiste que sí
que sí que sí
con mi hermano que sí, c
onmigo no ¡ay! que no.

Compañera, compañera
yo pego un salto
y me subo a una silla
y con un limón amarillo
te espero en la Fuentecilla.

Cada vez que te veo descalza
por la orillita del río
con los deos llenos  de callos
sabañones y torcíos.

¡Ay! la morita de bananál(Bis)
Todas las noches te espero
comiendo pan y aceitunas
a ver si algún día cambia
la rueda de mi fortuna.
Tolón tolón que vaca más gorda
que tu eres un tostón.



Estás consumía
¡ay! vida tuya por mi peluquín,
y en la boca
¡ay vida mía! yo te pongo un fusil.
¿Por qué no vienes? si yo te he llamao
al 42 83 92 que dos que dos
que nó que nó que nó
con mi hermano sí ¡ay! que sí.



Compañera, compañera
yo pego un salto y me subo a la silla
y con una tijera de sastre
te voy a cortar las amígdalas.

Cada vez que te veo descalza
por la orillita del río
con los deos llenos  de callos
sabañones y torcíos.

  Original
Sortija de oro
Galano

Sortija de oro
lucecita de mi corazón,
la hicieron los moros
reondita pa el rey faraón.
¿Porqué no vienes, ¡ay!
si te he llamao?
Una y mil veces
dijiste que no, que no, que no,
que no, que no, que no
conmigo, no; con otro, sí, ¡cómo no!

Compañero, compañero,
si de camino vas a Granada
con un limón amarillo
te espero en la madrugada.


Clavel que va floreciendo
por la orillita del río,
que no te corte otro beso
que quiere cortarte el mío.

¡Ay, acurrúcate, paloma!
Toda la noche te espero
mirando la blanca luna
por ver si alguna vez cambia
la rueda de mi fortuna.
Ar, dolondrón, que vengas con luna.
Ar, dolondrón no vengas con sol.
Ar, dolondrón no quieras ninguna.
Ar, dolondrón que tú eres mi amor.

Estás consumía,
vida mía de mi garcholí,
y tiés en la boca,
¡ay, mi vida!, abierto un jazmín.
Ni el pan ni el agua,
¡ay! los quió probar;
sólo a tus besos les digo
que sí, que sí, que sí, que sí,
que sí, que sí, los tuyos, sí;
pero otros, no, ¡ay que no!

Compañero, compañero,
desde tus brazos salto a la silla,
que en tu caballo pampero
vas a llevarme a Sevilla.

Si ves la luna brillando
por la orillita del río
dirás que se están besando
tus ojitos y los míos.
¡Ay, acurrúcate, paloma!