Era de gorda igual que un tonel,
mi lavandera de Ciudad Real,
vaya camella cantando y vaya tragando
que come acostada
Cuando en La Mancha la vieron nacer
una campana se puso a doblar
y en la Solana y Membrilla
le hicieron tortilla de seis toneladas.
Pepa, no me des tormento, Pepa,
no me hagas sufrir, Pepa,
te huele el aliento, Pepa,
como un jabalí.
Si tú me quisieras habrías de tener
collares de pinchos, cadena y bozal,
y nada más pedirlo te habrían de poner
diez sacos de paja y tres de cebada.
Pepa, basta de tormento, Pepa,
deja de bailar, Pepa,
que todo el cemento, Pepa,
se va a desquebrajar.
Mi lavandera dejó de lavar
y en su ceguera se puso a bailar.
Vaya elefanta bailando,
ninguna pisando la pudo aguantar.
Todos los mocitos de Alcázar y Daimiel,
Mota del Cuervo y del Palancar,
lavan de noche llevándola
en una carreta toda desparramada.
¡Pepa! Pesa más que un muerto, Pepa,
¡qué barbaridad! Pepa,
somos más de un ciento, Pepa,
y vamos a explotar.