Yo vengo corriendo el mundo entero,
sin fama ni dinero
y con hambre retrasada.
Yo cambio sartenes y pucheros
por piedras de mechero
y ropa que esté usada.
Pero el burro que traigo debajo
no lo vendo por ningún parné,
que aunque el tío no camela el trabajo,
carbura lo mismo que un Mercedes Benz.
Ni se compra ni se vende
mi burrico Baldomero,
ni se compra ni se vende,
porque al igual que al Platero
tiene sus versos y sus duendes.
Que el borrico de mi suegro,
que el borrico de mi suegro
ni se compra ni se vende.
No tengo ya gusto ni alegría,
que traigo un sentimiento
que no se puede aguantar.
Mi burro murió de pulmonía
y se quedó en mis brazos,,
queriéndome besar.
Yo me quedo sin nadie en el mundo,
yo no tengo niños ni mujer,
sólo queda mi suegro Facundo,
que es mucho más burro
que el que yo enterré.
Ya no tengo quién me compre
mi burrico Baldomero,
ya no tengo quién me compre
porque está en un agujero
muy cerquita de Ayamonte
y por lápida le he puesto
y por lápida le he puesto
un paquete de Bisontes.