Menos faltarle a mi madre
todo te lo consiento serrana,
menos faltarle a mi madre,
que a una madre no se encuentra
y a ti te encontré en la calle,
vete, si no te tiene cuenta.
¿Te acuerdas de aquella copla
que escuchamos aquel día,
sin saber quién la cantaba
ni de qué rincón salía?
Pero qué estilo, qué duende,
qué sentimiento y qué voz,
creo que se nos saltaron
las lágrimas a los dos.
Todo te lo consiento
menos faltarle a mi madre,
que a una madre no se encuentra
y a ti te encontré en la calle.
No vayas a figurarte
que esto va con intención,
tú sabes qué por ti
tengo clavado en mi corazón,
el querer más puro y firme
que ningún hombre sintiera
por la que Dios, uno y trino,
le entregó de compañera.
Pero es bonita la copla
y entra bien por soleares,
todo te lo consiento
menos faltarle a mi madre
Y me he enterado casualmente
de que le faltaste ayer
y nadie me la contado, nadie,
pero yo lo sé.
Yo tengo entre dos amores
mi corazón repartido,
si me encuentro a uno llorando
es que el otro lo ha ofendido.
Y mira, nunca me quejo
de tus caprichos constantes.
¡Quiero un vestido!
... catorce,
¡Quiero un reloj!
... de brillantes.
Ni me importa que la gente
vaya de mi murmurando,
que soy para ti un muñeco,
que si me has quitado el mando.
Que en la diestra y en la siniestra
tienes un par de agujeros,
por donde se va a los baños
el río de mis dineros.
¡Y a mi qué!
Con tal que nunca
de mi lado te me separes,
todo te lo consiento
menos faltarle a mi madre
Porque ese mimbre de luto
que no levanta su voz,
que en seis años no ha tenido
contigo ni un sí ni un no.
Que anda como una pavesa,
que no gime ni suspira,
que se le llenan los ojos
de gloria cuando nos mira.
Que me crió con su sangre,
que me llevó de la mano
para que me santiguara,
como todo fiel cristiano.
Y a las candelas de un hijo
consumió su juventud,
cuando era cuarenta veces
mucho más guapa que tú.
Tienes que hacerte a la cuenta
que la has visto en los altares
y hincarte de rodillas
antes de hablarle a mi madre
Porque el amor que te tengo
se lo debes a su amor,
que yo me casé contigo
porque ella me lo mandó.
Con que a ver si tu conciencia
se aprende esta copla mía,
muy semejante a aquel cante
que escuchamos aquel día,
sin saber quién la cantaba
ni de qué rincón salía.
Desde la cuna a mi madre de mi alma
la quiero desde la cuna,
por Dios, no me la avasalles
que madre no hay más que una
y a ti te encontré en la calle.