Era una rosa morena
con los labios de coral,
y un hombre al verla con pena
cantaba y cantaba por la madrugada
Qué te pasa a ti en los clisos,
Maruja Limón,
que se te han puesto pajizos
Maruja Limón.
Al saber de tu ceguera
comenta Granada:
-¡Amarilla y con ojeras,
que pena me da!.
Ya te he dicho muchas veces
Maruja Limón,
que ese hombre me parece
palomo ladrón.
Como no pongas cerrojo
en tu corazón,
ahora son fuentes tus ojos,
Maruja Limón, Maruja Limón,
Maruja Limón, Maruja Limón.
Tiene brillantes por ciento
y esmeraldas un sin fin,
pero por mor de ese cuento
los hombres le cantan por el Albaicín.
Donde fueron tus cantares,
Maruja Limón,
y tu blusa de lunares,
Maruja Limón.
Ahora gastas terciopelo
en vez de percal,
y no llevas en el pelo
ramitos de azahar.
No me hiciste lindo caso
Maruja Limón,
y ahora vas pasito a paso
a tu perdición.
Por no haber puesto cerrojo
en tu corazón,
ahora son fuentes tus ojos,
Maruja Limón, Maruja Limón,
Maruja Limón, Maruja Limón.
No me hiciste lindo caso,
Maruja Limón,
y ahora vas pasito a paso
a tu perdición.
Por no haber puesto cerrojos
en tu corazón
ahora son fuentes tus ojos,
Maruja Limón, Maruja Limón,
Maruja Limón, Maruja Limón.
Maruja Limón, Maruja Limón.
Maruja Limón, Maruja Limón.
Maruja Limón, Maruja Limón.
Maruja Limón, Maruja Limón.