Ven aquí y remienda ahora,
y remienda estos calzones,
porque tengo ya agujeros
que caben cuatro melones.
Ven acá, remienda ahora
y remienda estos calzones.
Madre, se ha muerto el caballo,
aquel percherón tan viejo
de pelo tordo y muy tieso
que nos tocó en un sorteo.
Aquel jaco resabiado
por todos los mozos del pueblo,
que mató a un guardia jurado
y dejó baldado a un cartero.
Aquel que con la carreta
subía las cuestas cargado,
cuando tú hacías mesa limpia
con todos los supermercados.
Pero una yegua careta
de la huerta que hay aquí al lado,
lo puso tan majareta
que el pobre ya la ha diñado.
(por peteneras)
¡Ay, la yegüita cañí,
cuánto daño hizo a aquel penco!.
¡Madre, se ha muerto el caballo!
¿Quién cuidará del becerro?
Por él lloras en la feria
desde Córdoba a Chinchón,
y lo has mandado a Sierra Yegua
para que lo hagan salchichón.
Si viene el veterinario
preguntando quién se ha muerto,
decidle que va a cargar
con todos los remordimientos,
si viene el veterinario,
no le digan quién se ha muerto.